
Isabel Preysler. Esa niña bien que llegó a Madrid en los sesenta a estudiar (o, lo que es lo mismo, a la busca y captura de un marido de acomodada condición social y economica), y de la cual se decía que sus aparentes ingresos procedían de la casa de citas que regentaba su madre en Manila...
Después de casarse con Julio Iglesias -desengaños, cuernos, etc incluídos-, lo dejó cual colilla para vivir plenamente su historia de amor con un marqués divorciado, con el cual -embarazo tamaril mediante-, se casaría poco tiempo después. Y, bueno, luego vino la historia del carrete en el despacho del ministerio y esa boda con ese hombre que tanto me gusta a mi (y a ella también). Tanto carrete le dió, que le puso 14 cuartos de baño en una casa tan descaradamente altiburguesa, que todos en el partido pidieron su dimisión. No importaba nada. A él sólo le importaba ella, que, ya con alguna operación de estética a sus espaldas, se embarazó por quinta y última vez de esa niña atractiva y prometedora (mínimo promete ser una persona normal. lo cual está comprobado que, en la descendencia de esta señora, es complicado).
Resumiendo: hablamos de una niña filipina, cuya mamá era -dicen- madame en un puticlub de manila, cuyo único objetivo en la vida era cazar un marido rico, que se casó con un chico de una excelente familia, cantante de gran éxito, que le puso los cuernos con un marqués, que se casó con él de penalti, que se cansó de él por su mediocridad, que se lió con un ministro, que ejerciendo su cargo le construyó un palacio, jugándose su puesto en el Gobierno. Que tuvo hijos con todos sus maridos, todos ricos, y de los que ha ido recibiendo manutenciones millonarias. Que se ha operado hasta la saciedad, de tal forma que no es posible afilarse más la nariz, ni hay piel que tensar ya en su rostro para eliminar más arrugas...
Y, sin embargo, respetada por todos, considerada año tras año la mujer más elegante de España (y de las más elegantes del mundo entero), requerida como imagen representativa de las más prestigiosas firmas de productos de lujo, considerada en la alta sociedad como uno de sus más importantes miembros. Honorable esposa, madre y abuela...
¡Ole. Ole y ole!
Y, sin embargo, respetada por todos, considerada año tras año la mujer más elegante de España (y de las más elegantes del mundo entero), requerida como imagen representativa de las más prestigiosas firmas de productos de lujo, considerada en la alta sociedad como uno de sus más importantes miembros. Honorable esposa, madre y abuela...
¡Ole. Ole y ole!
2 comentarios:
la verdad es que esta tipa se merece todo mi respecto como trepa oficial del reino. tiene virtudes insuperables y un saber estar envidiable...
Creo que lo que se le puede criticar, vistos los retoños, es el concepto de familia y de maternidad.
Una vez dijo un sabio (Boris Izaguirre) que Preysler era la única mujer que conocía capaz de arreglarse el pelo con una mano y hablar por teléfono con la otra. Las dos cosas a la vez, se entiende. Fascinante.
Bolinga
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